El primer punto que debemos establecer es ¿Qué implica adoptar una Estrategia Competitiva?.
Podemos decir que implica el fijar la posición de la empresa o del negocio de forma que podamos optimizar sus ventajas competitivas cuando se compara a la de sus competidores. Esto nos lleva a la conclusión de que es imposible desarrollar una estrategia competitiva sin un análisis exhaustivo de nuestros competidores.
El objetivo del análisis de nuestros competidores debe contemplar tres principios básicos:
* La naturaleza y probabilidad del éxito de los posibles cambios estrategias que puedan adoptar cada competidor.
* La probable respuesta de cada competidor ante el despliegue del entorno y de la industria que puedan ocurrir.
* Los posibles movimientos de cada competidor ante el despliegue de cambios del entorno y de la industria que puedan ocurrir.
Es muy cierto que en la práctica es muy costoso y sofisticado el estudio de los competidores. Sin embargo, preguntas como ¿Quién debe iniciar la lucha dentro de la industria?, ¿Con qué frecuencia de movimientos?, ¿Cuál es el significado de cada movimiento estratégico en particular?, ¿Con qué seriedad nos lo debemos tomar?, ¿Qué aspectos deberemos evitar debido a que las respuestas de los competidores sean emocionales o desesperadas?.
Estos nos puede llevar a la incongruencia de no analizar lo importante por lo banal.
Así, Compañías que miran rigurosamente los costes de materiales administrativos, llamadas telefónicas, etc., decisiones estratégicas de este tipo las toman de forma intuitiva o sin análisis exhaustivos previos.
A pesar de la necesidad clara que existe de tener este análisis de los competidores, muchas veces no se hace explícitamente o de manera global en la práctica. Así, podemos oír normalmente frases como “Los competidores no pueden ser analizados sistemáticamente”, “Es muy caro el estudio”, “Los estudios no son fiables”, “Sabemos todo de nuestros competidores porque competimos con ellos cada día”. Todo esto nos lleva a decisiones en las que se juegan cientos y miles de millones de pesetas sin tener mucha más información que la propia intuición y no podamos anticiparnos a los acontecimientos (ejemplo del Corte Inglés en el control de las puertas).
De ahí el comentario hecho anteriormente de que, teniendo en juego decisiones de muchísima importancia, no tan sólo económica, sino incluso de supervivencia de la empresa, en este concepto sean muy pocas las Compañías que hacen esfuerzos especiales.
No deja de ser cierto que existe una gran dificultad para realizar análisis de los competidores debido fundamentalmente a la gran cantidad de datos necesarios, que difícilmente es conseguible. En España actualmente con el nuevo Plan General Contable, el coste de la información va a ser mucho más económico y mucho más transparente, cosa que hasta ahora era uno de los países industrializados donde la información estaba más oculta, era más difícil y además no se correspondía con la realidad.
Muchas empresas no recogen información sobre la competencia de forma sistemática. Actúan sobre impresiones informales, supuestos y de pequeñas informaciones que recibe el directivo continuamente.
¿Qué problemas plantea el tomar decisiones sobre la información “standard” del mercado?
Básicamente podríamos resumirlo en tres puntos:
* La Masificación. Al estar realizada por Compañías profesionales del mercado, lógicamente la comercializan o distribuyen a todos los competidores, lo que nos resta la posibilidad de utilizar la información como ventaja competitiva.
* La Generalización. Son informaciones muy generales que nos pueden servir de guía o punto de partida, pero rara vez llegan a profundizar hasta el nivel que podemos requerir, para sustentarnos en ellas a la hora de tomar decisiones estratégicas.
* La Fiabilidad. ¿Son fiables?, ¿Cuáles son las fuentes de la información?, ¿Qué controles realizan sobre el campo?, ¿Cómo realizan el contraste de dicha información?.
Como conclusión a estas y a otras preguntas podemos chequearnos preguntándonos; ¿Cambiará mi estrategia en base a estas informaciones?. También es importante preguntarse con quién se coteja, de dónde se nutre la persona u organizaciones con las que cotejamos estas informaciones, etc.
Generalmente suelen ser de las mismas fuentes.
Es interesante realizar el ejercicio de mirar muchas veces como ha contestado nuestra organización a los cuestionarios, informes, etc., que se reciben. ¿Qué controles se le han puesto para cotejar, etc.?